El monje rogó a su Dios por alimento y de la nada, apareció una anciana ofreciéndole dos patatas. Una estaba envenenada. “Si tienes fe en tu Dios, come sin miedo”, dijo. Días después, apareció muerto, con dos patatas intactas en sus manos.
Diario de una sirena con tinta en sus venas
El monje rogó a su Dios por alimento y de la nada, apareció una anciana ofreciéndole dos patatas. Una estaba envenenada. “Si tienes fe en tu Dios, come sin miedo”, dijo. Días después, apareció muerto, con dos patatas intactas en sus manos.